Mantenimiento de un coche según su tipo de motor: eléctrico, híbrido, a gasoil o gasolina

Si tienes experiencia en la conducción, sabes lo importante que es tener en cuenta el mantenimiento de un coche a la hora de elegir modelo. Si te precipitas, a largo plazo puedes llegar a lamentar tu elección. Tal vez te planteas atreverte con un vehículo eléctrico o híbrido. O quizá prefieres los tradicionales a gasóleo o gasolina. Sea cual sea tu caso, en este artículo te desgranamos las particularidades, ventajas y desventajas del mantenimiento de cada cual. Seguro que te ayudamos a resolver tus dudas. Vamos de menor a mayor complejidad:

1- Vehículo Eléctrico

Sin duda las grandes desventajas de los coches eléctricos son su elevado coste y su inferior autonomía y velocidad respecto a los vehículos a combustible. Eso por no hablar de la escasez, en la actualidad, de puntos de recarga de batería y de talleres de reparación específicos. Sabemos, sin embargo, que en los próximos años todas estas circunstancias irán mejorando conforme se abarate la tecnología. En compensación, el coche eléctrico atesora indudables ventajas respecto a los vehículos a motor: Para empezar, la posibilidad de contratiempos mecánicos se reduce muy sensiblemente. El vehículo eléctrico, además de no contaminar, carece de bujías, correas, embrague, caja de cambios y tantos elementos más susceptibles de avería. Eso simplifica increíblemente su mantenimiento. Ahora bien, como es sabido, la batería es el corazón del coche eléctrico y, si ésta se rompe, la factura puede ir más allá de los 20.000 euros, en términos actuales. Esperamos que en el futuro los costes se irán abaratando.

2- Vehículo Híbrido

Los vehículos híbridos, que combinan motor de combustión y eléctrico, tienen más autonomía y alcanzan mayor velocidad que los eléctricos, pero su mantenimiento es, dada su doble composición, más complejo. Con todo, según los estudios, el coste en visitas al taller puede llegar a ser un 80% menor que el de un coche a gasolina o gasoil. La razón es que carece de piezas tradicionales susceptibles de desgaste como correas o embrague (el cambio de marchas en la mayoría de híbridos es automático). Funciona con un convertidor eléctrico que, en principio, no requiere mantenimiento. Es, pues, una muy buena opción si necesitas el vehículo para desplazamientos largos y no quieres contaminar.

3- Vehículo Diésel

El tercer tipo de vehículo en la pirámide del mantenimiento es el diésel. Este requiere más atención que eléctricos e híbridos, pero mucha menos que los de gasolina. Una de las principales razones es que los coches a gasóleo carecen de bujías, piezas específicas del motor a gasolina a los que debes estar atento si tienes un coche que se alimenta de este tipo de carburante: Si no las cambias cuando es debido, pueden terminar dañando tu motor. Cosas a las que debes prestar atención si conduces un diésel y quieres garantizarle una larga vida: Procura no esperar a que se te encienda la reserva para repostar. Las impurezas que se acumulan en el fondo del depósito dañan a largo plazo el motor. Es por tanto conveniente llevar siempre combustible en el tanque. También es bueno mantener la misma velocidad de conducción durante al menos veinte minutos. Esto permite a los filtros actuar contra las impurezas. Aprovecha los trayectos largos para realizar esta sencilla y benefactora operación.

4- Vehículo de Gasolina

Indudablemente, los coches a gasolina ofrecen ventajas. Quizá la principal sea un motor de superior rendimiento, menos ruidoso y más ligero. Sin embargo, como ya hemos dicho, su composición y funcionamiento poseen mayor complejidad. Son, por tanto, más susceptible de averías. Requieren atención. El principal aspecto que no puedes perder de vista en el mantenimiento de un vehículo a gasolina son las válvulas, que deben revisarse y mantenerse limpias. Hay que revisar las bujías también, al menos cada 50.000 km. Debes asimismo estar atento a la salud del embrague, la correa de distribución y el filtro de gasolina. Cuestión aparte es el medio ambiente: Cierto que un coche de combustible fósil no es tan ecológico como un eléctrico o un híbrido, pero eso no significa que no puedas minimizar tu huella ecológica. Basta con prestar atención a las emisiones, a que no haya fisuras ni pérdidas en los conductos del vehículo y al aceite de tu motor: Evita que éste se queme, pues emana un humo altamente contaminante.
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