¿Sabías que el
5% de los accidentes de tráfico son causados por el sol? Sea por las horas crepusculares,
el amanecer y el atardecer, porque los rayos se proyectan paralelos a la carretera, directos a los ojos del conductor, y pueden
deslumbrar o cegar momentáneamente; o por la
fatiga visual que produce el sol, y sus reflejos sobre las superficies reflectantes, en unos ojos tan concentrados.
Realmente, el
90% de la información que necesita un conductor para llevar el vehículo de forma segura
la adquiere a través de la vista. Por eso es realmente importante cuidarse de las horas de sol más peligrosas, sobre todo ahora que los días se alargan en verano.
Además de hacerte
revisiones periódicas, anuales, para controlar el estado oftalmológico y mitigar los efectos de la edad, el estado psicofísico o las enfermedades oculares; te aconsejamos unas
pautas para mitigues los conocidos como «factores concurrentes, externos o ambientales» del sol, y que conduzcas de forma segura.
Y aquí, más allá de esas revisiones de profesionales expertos de las que te hablábamos, te recomendamos que uses
lágrima artificial para contrarrestar los efectos del resecamiento: cuando el ojo está concentrado
se reduce la frecuencia de parpadeo, lo que a su vez causa la fatiga visual, con somnolencia, enrojecimiento e incomodidad, y los reflejos del conductor se ven afectados.
En la conducción la vista se mantiene fija durante mucho tiempo, así que además de las gotas será imprescindible hacerse con un par de
gafas de sol. Aunque el 20% de los conductores se olvidan de ello, es mejor que sean
polarizadas, con el símbolo de CE y lentes grises, de tonalidades azuladas o marrones, para ver bien los colores de las señales.
- Reducción de la velocidad
Si el sol te da directo a los ojos, frontal,
reduce la velocidad en el carril para minimizar los riesgos de colisión e intenta concentrarte en mantener la trayectoria.
Por supuesto, si no puedes circular, detén el vehículo. Y aunque te veas capaz de ello, en trayectos largos es mejor que efectúes paradas frecuentes y que, de este modo,
descanses los ojos. Para en una zona de descanso y ciérralos un rato para que se recuperen.
La suciedad del parabrisas, los retrovisores y las ventanillas
reduce la visibilidad de forma notoria. Dales un lavado antes de coger el coche si vas a conducir, además, en las horas más peligrosas.
Solo en los momentos de mayor urgencia, porque reduce la panorámica de visión del conductor: el parasol es un buen aliado para esos momentos, al dar sombra y descanso automático en la zona visual.
- Buena temperatura interior
Ya te habrás dado cuenta de que un calor excesivo, además de somnolencia, produce ese enrojecimiento de ojos que tan nefasto resulta. La pesadez de párpados, unida a los efectos que produce el propio sol, resulta muy peligrosa para la conducción.
Regula la temperatura con el aire acondicionado si es preciso durante el verano y mantente fresco y activo.
- Usa las luces cortas en dirección opuesta al sol
La
mayoría de colisiones se producen en los carriles de doble sentido, así que si vas conduciendo con la luz en la parte trasera, echa una mano a los conductores del carril contiguo poniendo los
faros cortos, para marcar mejor tu posición.
- Cuidado al salir de zonas oscuras
Nos referimos a zonas donde haya
menor cantidad de luz, por ejemplo, un tramo entre montañas, pero idealmente,
a los túneles. Quítate las gafas de sol para reducir el impacto que sufren tus ojos al volver al área de mayor luminosidad.
Como ves, estos consejos son muy sencillos de seguir: basta con que los tengas en mente, sobre todo en las horas clave, y que lleves siempre un par de gafas de sol encima y, a poder ser, un colirio con lágrima artificial –sobre todo si usas lentillas, que tienden a resecar el ojo-. Controla bien tu visión para aminorar los efectos del sol y para poder disfrutarlo mucho este verano.
